jueves, 10 de octubre de 2013

Cuando tomas contacto con el yoga tu vida se modifica

En estos días  leyendo este artículo , encuentro -con gran sorpresa - un detallado relato de mi propia experiencia personal al  tomar contacto con el YOGA (como si quien lo escribió  conociera mi historia)
 
Así,  tal cual lo describe el autor, así fue para mí.

Se los presento.  Como dice el  maestro Iyengar: “Estoy tan agradecido por lo que el yoga ha hecho por mí, que siempre busco compartirlo”
  
…”Comienzas a practicar yoga porque tus niveles de ansiedad son demasiado elevados y alguien te lo ha recomendado. O bien, porque tu salud está deteriorada y te han dicho que te vendría bien su práctica. También pudiera ocurrir que entras en el mundo del yoga por una intuición que has tenido, movido por tu curiosidad, por algún libro que has leído, o porque conocías a alguien que lo practicaba.
Da igual la puerta por la que hayas entrado al mundo del yoga, el caso es que un día te encuentras sobre una esterilla y realizando movimientos que ni tu cuerpo ni tu mente pudieron tan siquiera imaginar.
Al principio todo es extraño y misterioso. Mantras que se recitan, palabras que suenan igual y te parecen iguales, términos que exhalan aromas a Oriente, nombres de maestros de los que desconoces su enseñanza.
Sin embargo, poco a poco, te vas sumergiendo en una atmósfera singular. Algo sucede en la clase que te hace sentir bien. Al principio, lo achacas al movimiento físico suave y consciente, a la relajación del final, quizás sea por la serenidad del profesor o profesora
No lo sabes con exactitud, pero lo que sí sabes es que cuando sales a la calle respiras mejor, las luces brillan más, el cielo es más azul, sientes el cuerpo más liviano y emocionalmente te encuentras mucho mejor.
¿Qué es lo que me ha sucedido? te preguntas. No lo sabes, pero sí tienes una certeza: el yoga funciona.
Lo que te ha ocurrido es algo muy sencillo: a través de la práctica del yoga ha comenzado un proceso de sintonización con tu auténtica naturaleza. Día a día, las posturas te han ido haciendo más consciente de tu cuerpo, del cual estabas desconectado. La mente se ha ido calmando, los pensamientos y emociones ya no te arrastran. Quizás no han desaparecido del todo, pero no te dejas llevar por la vorágine mental.
Entonces, de forma natural una experiencia singular te sucede, comienzas a sentir la conexión consciente con tu auténtica naturaleza, con lo que siempre has sido, eres y serás, pero que estaba opacado por el velo de la mente. Una agradable sensación de bienestar comienza a quedar instalada en ti de forma cada vez más permanente…

Tu existencia comienza a transformarse casi de forma imperceptible gracias a una nueva forma de ver y comprender el mundo en que vives y la vida que eres…”

Publicado por la Revista “Espacio Humano” – Junio – 2.012
www.silenciointerior.net/